Cuando se trata de un vehículo comercial, la prisas por entregar a tiempo una determinada mercancía o ser puntuales para realizar un trabajo llevan a que conduzcamos, en ocasiones, con demasiada premura. Pero el ser rápidos no solo implica que las mercancías sufran algún percance o acabemos siendo multados por exceso de velocidad. También, el desgaste prematuro de los frenos.

A pesar de que los frenos se desgastan con el paso del tiempo, el tipo de vehículo y la forma en la que conducimos puede provocar que se gasten antes. Normalmente, las furgonetas corren más riesgo de desgaste al llevar mercancías, de ahí que el primer consejo sea respetar la carga máxima del vehículo.

Asimismo, conviene poner en práctica una conducción suave, que consiste en respetar la distancia de seguridad con otros vehículos, reducir la velocidad con anticipación y evitar, así, frenazos y emplear otras técnicas que eviten pisar el pedal del freno, como por ejemplo la técnica del freno motor. Este truco consiste en nada más que dejar rodar el vehículo con una marcha metida y sin pisar el acelerador, dejando que se muevan el vehículo por su propia inercia.

Cabe recordar por último la importancia que tiene un adecuado sistema de frenado. Unos frenos desgastados causan que a 120 km/hora se tarden 110 metros en detener el vehículo.