¿Cuándo conviene usar las marchas largas?

Una de las pautas más conocidas en la denominada conducción eficiente es aquella que señala que conviene circular en la marcha más larga posible con el fin de ahorrar combustible y disminuir las emisiones de dióxido de carbono.

Muchos conductores han comenzado a adaptar su forma de conducción a esta práctica, pero no siempre lo hacen correctamente, poniendo en riesgo su seguridad.

Según las normas que componen la conducción eficiente, resulta preferible circular en marchas largas con el acelerador pisado en mayor medida que en marchas cortas con el acelerador menos pisado, ya que así el vehículo consume menos combustible.

Esta conducción, sin embargo, no es la adecuada cuando llueve o nos encontramos en una pendiente en plena autovía. La razón se halla en que, al circular con la marcha más larga posible, obligamos al motor a funcionar a una velocidad que no nos dará la cantidad de par y potencia suficientes para afrontar una situación de emergencia -como que nuestro coche resbale ante un charco o en carretera detrás de nosotros ocurra un accidente, por ejemplo-.

¿Cuándo conviene entonces usar las marchas largas? Cuando viajamos en autovía o autopista, dejando a un lado este tipo de conducción en las zonas con curvas, calzadas poco adherentes y en situaciones de tráfico complicadas.

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