No importa que estemos en verano y sea época de vacaciones. En cualquier época del año resulta normal encontrarse con algún que otro atasco. Precisamente, son situaciones como ésta las que ponen de los nervios a un buen número de conductores.
Sentir ira es algo normal en el ser humano. Podemos enfadarnos con nosotros mismos por haber perdido las llaves o enfadarnos con otra persona porque se le ha olvidado hacer algo por nosotros. Pero una persona también puede perder los papeles en el coche y esta ira, conocida como la ira del conductor, puede poner en peligro la propia vida del mismo.
En general tres son las situaciones que causan ira en un conductor: el avance impedido por otros (atascos, no dejar adelantar o frenar por un radar), la conducción ilegal o temeraria (que alguien, por ejemplo, se salte una señal) y los insultos (si otro conductor pita o le insulta).
En estas situaciones los conductores tienden a pensar de forma agresiva hacia otros conductores. Una agresividad que también se ve a la hora de conducir – por ejemplo, maneja insultando a otros conductores o tocando la bocina, aumentan la velocidad o comenten imprudencias-, por lo que aumenta el riesgo de tener un accidente.
¿La solución? Los psicólogos recomiendan practicar técnicas de relajación y poner en marcha estrategias que ayuden a los conductores a enfrentarse en situaciones como estas.